Nosotros
La Universidad Americana (UAM) fue fundada en 1992, por un grupo de catedráticos universitarios de vasta experiencia en el campo docente, investigativo y administrativo, con el propósito de contribuir al desarrollo de la Educación Superior en Nicaragua. El Consejo Nacional de Universidades (CNU) aprobó oficialmente a UAM el 26 de noviembre de 1992, aprobación que confirió el debido reconocimiento nacional e Internacional. Al día de hoy la UAM ofrece 21 carreras en pregrado y un amplio portafolio en programas de educación continua.
Nuestros estudiantes se forman orientados al desarrollo de competencias para un desempeño exitoso en los ámbitos personal y profesional. Desarrollamos un proceso educativo que promueva el pensamiento crítico y creativo, el aprender haciendo, vinculando tempranamente al estudiante con la realidad del campo laboral mediante simulaciones, estudios de casos, realización de proyectos con clientes reales, giras académicas, entre otras cosas. Los estudiantes de todas las carreras realizan prácticas profesionales, que al finalizar permiten, mediante la evaluación de su desempeño, valorar el grado de competencias adquiridas durante su carrera.
La Misión de la UAM nos compromete a una constante búsqueda de mejora de la oferta académica, nos enfocamos en cubrir las demandas de los estudiantes y del campo laboral, así como las tendencias globales, para identificar los campos emergentes que permitan aportar al desarrollo del país y la región.
“Consolidarse como institución académica de clase internacional comprometida con el desarrollo humano equitativo y sostenible, con la eficiencia y competitividad de una organización privada de alto rendimiento”.
Ambiente
Tecnología
Actividades
El proceso educativo en la UAM tiene las siguientes características:
Estas ideas inciden en la forma en que los elementos intervinientes en el proceso educativo se relacionan entre sí, de modo que: el plan de estudio es diseñado con base a las necesidades de aprendizaje de los futuros profesionales, con el fin de prepararlos para contribuir al desarrollo de la profesión y del entorno.
El docente se convierte en un creador de ambientes y experiencias de aprendizaje que contribuye a la motivación de los estudiantes utilizando las estrategias, recursos y escenarios necesarios para facilitar el aprendizaje y el desarrollo de las competencias definidas en el perfil profesional.
Todo esto en el marco de una gestión eficaz y transparente de los procesos académicos mediante la articulación de las necesidades académicas con la estructura organizativa a fin de resolver ágil y oportunamente los problemas que los ritmos académicos imponen.